El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo.
Tao Te Ching. Lao Tzu – Capítulo XXV.

En cada trazo, un universo se despliega; en cada línea, una melodía se escucha.
Una paleta monocroma que, con su aparente simplicidad, evoca un sinfín de colores, formas e ideas. Menos siempre es más. Solo una artista con una enorme capacidad de sintetizar puede decir con lo mínimo lo máximo. Cada trazo es una exploración del vasto mundo interior de Beatriz de la Rúa, una artista que encuentra en el pincel y la tinta la manera de expresar su creatividad más profunda.
El gesto de Beatriz es una danza entre el arte y la vida, un encuentro íntimo que invita a una conexión única. Sus obras hablan de una comunicación sin palabras, donde el arte se convierte en un puente hacia el otro, despertando sensaciones de placer y alegría plena.
Beatriz encarna la esencia de una mujer artista que descubre la belleza en lo cotidiano. Su porte, su amor por la música, los viajes y su estilo personal reflejan una vida profundamente conectada con el arte, la creación y la espiritualidad. Su mirada transforma la realidad en obras que capturan momentos intensamente vividos.
El arte de Beatriz es un proceso de transformación, donde ideas, emociones y experiencias se convierten en formas visuales. Cada obra es un testimonio de su fuego creativo, manifestado en su hacer artístico. El objetivo de su obra es llegar al espectador, hacerle sentir y vibrar con cada trazo, transmitiendo un mensaje que resuena en su propia experiencia.
Este encuentro místico entre la obra y el espectador es una celebración de la sensibilidad humana, una conexión con la belleza que trasciende las palabras y se inscribe en el alma. En esta muestra, se invita a vivir una experiencia estética y emocional, un viaje al corazón de la fuente creativa de Beatriz de la Rúa, universo de tinta, donde lo cotidiano se transforma en lo sublime y lo efímero se eterniza en un instante.