Un trazo mágico lo capturó y lo imprimió en el papel…

… Los caminantes,
[transitan] el bosque transformado
[traslucen] lo no manifestado
[trascienden] dinamismo espiritual
[tejen] siluetas en el espacio,
[transforman] almas secretas,
[templan] almas atrevidas
en la naturaleza dialogando…

El origen es el momento en que el pincel y la tinta se encuentran con el papel.
Comienza a tejerse un nuevo relato entre la mano de la artista y estos elementos, una danza dinámica que se hace visible en contraste con el blanco.
La tinta nos cuenta de esta música inspirada en la vida y sus aspectos más profundos y esenciales.
Beatriz se vierte en el papel, lo no manifestado de sus emociones se vuelven líneas de tinta.
Fluyen siluetas en el espacio, símbolos, líneas plenas y así el ritmo de los cuerpos dejan su impronta.
Los caminantes son como pinceles que despiertan la alegría del acto creativo, emergen y recorren el bosque transformado.
Cuando Beatriz, mujer vibrante y plena, liga la inspiración con la materia, todo es posible, una superficie blanca se convierte en un mundo nuevo.
La artista cree y así crea una nueva realidad.
Beatriz instala sus papeles sobre la mesa o en el piso y la creatividad da a luz en un momento que resulta trascendental. La idea se vuelve huella, impronta, indicio sobre el soporte.

Pronto llega el gran momento: la ceremonia, instante sublime cuando la mirada del espectador se encuentra con la obra y esta le habla.
Tiempo en que se funden la artista, la obra y el espectador, el círculo mágico del arte que reúne a todos en un mismo instante.

Hoy vamos a transitar este viaje de líneas ondulantes y moduladas, cuando las almas atrevidas bailan y nos guían hacia una experiencia única.
Dialogando con las obras nos sentimos dueños del tiempo.
Instante consciente de arte y vida en que lo secreto es revelado.